Atrapados en sus redes

En los últimos años no hay dudas de que las redes sociales están tomando un protagonismo cada vez mayor en nuestras vidas, ya que según los últimos estudios, aproximadamente una cuarta parte de los españoles tiene un perfil publicado en alguna red social, y eso que España no está en el ranking en cuanto a uso de las redes sociales, pues el país en el que hay una mayor implantación de las redes sociales es Estados Unidos, donde más de la mitad de la población vive enganchada a alguna red social.

¿Cuál ha sido la evolución de estas redes?  Cuando empezaron a surgir en los 90’, al principio eran grupos cerrados de estudiantes de una universidad (Harvard, por ejemplo en el caso de Facebook, o la española Deusto en el de Tuenti), que utilizaban estas redes para el intercambio de información entre ellos. Pero poco a poco fueron perdiendo su carácter puramente académico y se fueron abriendo al mundo, y a partir de ahí surgió el fenómeno. Al principio su grado de implantación fue bajo y en España les costó crecer, pues los usuarios de Internet preferían otras formas de comunicación como podía ser el Messenger y los chats, pero poco a poco, y sobre todo en los últimos años, su crecimiento ha sido espectacular, pues según datos del Observatorio de Redes Sociales, en España en Facebook se pasó de 1.370.000 usuarios en octubre de 2008 a más de once millones en octubre de 2010, es decir, en dos años ha aumentado un 800% el número de usuarios, y un caso parecido se produce en Tuenti, donde desde 2008 hasta 2011 se ha triplicado su número de usuarios, teniendo en la actualidad unos seis millones. Sin embargo, Twitter que es una de las principales redes en el mundo, en España es incapaz de despegar, llegando solo a un 14% de los internautas.

Por tanto, ahora la pregunta que cabría hacerse es ¿qué es lo que ha llevado al éxito a las redes sociales en detrimento de otras formas de comunicación? Sin duda, su principal ventaja es su gratuidad y su facilidad de uso, lo cual permite estar en contacto con gente con quien de otra manera costaría más. Ya no importa que un amigo esté lejos, puedes seguir su vida minuto a minuto si él así lo quiere a través de las redes, pues se pueden poner comentarios, fotos, videos, e incluso saber exactamente dónde y con quién se encuentra alguien si activa los geolocalizadores, el último gran invento para tenernos perfectamente controlados.

Sin duda, las redes sociales tienen grandes ventajas, pero también grandes inconvenientes, siendo el principal el que se plantea en torno a la privacidad, sobre todo para los adolescentes, que muchas veces desconocen los problemas de que cualquier persona pueda acceder a datos tan importantes como su teléfono móvil, correo electrónico, relaciones, etc. Para evitar esto, las redes sociales deberían incorporar “de serie” un nivel de privacidad alto, es decir, que solo accediesen a tus datos quien tú quieras que accedas, o incluso yendo más allá, que cada vez que agregases un contacto, tuvieras que definirle unos permisos, quedando perfectamente definido lo que puede ver y compartir de la información que tengas colgada en tu perfil. Sin embargo, no es así como sucede, pues el nivel de privacidad que lleva la cuenta cuando la creas es bajo, pues está abierta al resto de usuarios. Además, este sistema sería muy complicado implantarlo, sobre todo para aquellos que ven las redes sociales como una forma de coleccionar amigos como si de cromos se tratase. Y sí, otro de los problemas de las redes sociales es la pérdida de importancia que ha tenido la AMISTAD debido a ellas, pues por mucho que te permita recuperar antiguas amistades de la infancia o adolescencia, lo cierto es que se termina teniendo como “amigos” y dejando que entren en tu vida privada, personas a las que en realidad apenas conoces, todo porque cuantos más amigos tengas, más popular se supone que eres.

Al final, estas redes nos terminan atrapando, como si de una telaraña se tratase y vivimos conectados a ellas, esperando las últimas novedades de nuestros “amigos”, las redes sociales nos controlan, no permitiendo nuestra marcha (en otro artículo se contará la odisea que supone tratar de abandonar una red social y como nunca se termina de abandonar del todo, listos para engullirnos en cualquier momento, como la araña a su presa.

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